Antonio Turiel: “Necesitamos un cambio cultural que requiere décadas; el problema es que no tenemos décadas”
El doctor en Física Teórica intenta convencer a la Comisión de Transición Ecológica del Senado de la necesaria y drástica transformación que necesitamos y de unas alternativas que “no les van a gustar”
Antonio Turiel comparece este lunes día 12 en el Senado, ante la Comisión de Transición Ecológica, para debatir sobre la inevitable y drástica transformación energética que casi cualquier país ha de acometer. Este doctor en Física Teórica, autor del reciente y contundente Petrocalipsis (2020, Alfabeto) y del blog TheOilCrash, es experto en oceanografía y uno de los referentes divulgativos sobre energía y clima. Hemos hablado con él unos días antes para esta entrevista.
Según cuentas en tu libro –y ha reconocido la propia agencia internacional de la energía-, el pico del petróleo de mayor calidad ocurrió en 2005. Y si le añadimos otros sucedáneos parecidos al petróleo, ocurrió con toda probabilidad en 2018, el del carbón también pasó y al del gas le quedan quizá unos pocos años. Estamos hablando del 85% de la energía que consume el mundo. ¿Cómo esto no es un tema de debate diario?
Es un tema bien conocido por las instancias públicas, es bien conocido en la Comisión Europea, es bien conocido en Francia, Reino Unido o Estados Unidos, donde tienen comisiones creadas específicamente para hablar del pico del petróleo. Con ese nombre. Ahora es tan evidente con la desinversión que han hecho las compañías petroleras, que negar el pico del petróleo es una batalla perdida.
Los resultados del proyecto MEDEAS, que llevaba mi compañero Jordi Solé y en el que participé, se presentaron en Bruselas, y allí se habla del pico del petróleo. Hace décadas, de hecho. Hay casos de ir a dar una conferencia hace quince años, y decirle al ponente, “esto no hace falta que nos lo cuentes, pasemos a las alternativas”, lo cual es mucho más complejo, porque las “alternativas” posibles no les suelen gustar.
Reconocer el pico del petróleo implica abrir un debate que no se quiere abrir: el fin del capitalismo
Sobre por qué no se habla más de esto, bueno, evidentemente, desde el punto de vista político, reconocer la inevitabilidad del peak oil o pico del petróleo implica abrir un debate que no se quiere abrir: que es el del fin del capitalismo. Es inevitable. Además, es la razón por la que no se está actuando como debería respecto al cambio climático, pese a que también se sabe hace décadas, reaccionar era también atentar contra las bases del capitalismo. Además, hay un desconocimiento de la realidad científica, y se sigue esperando que aparezca una tecnología disruptiva, un milagro.
¿Y cuáles son las alternativas posibles, pero que no suelen gustar?
Hay que buscar alternativas sociales más que tecnológicas, y todas ellas pasan por el decrecimiento, la redistribución. Asumir los límites. Aunque algunos sigan diciendo que con el decrecimiento no se ganan votos. Quizá, desgraciadamente, necesitemos algún susto más para espabilar y abrir de verdad el debate.
Afortunadamente, la comunidad científica está llegando a este convencimiento, se está extendiendo. Lo noté por ejemplo en la COP25. Hay políticos que también son conscientes y tenemos que ayudarles a abrir ese melón, porque el coste político de abrir ese melón es muy alto.
Estamos en una situación de urgencia según las propias previsiones de la AIE, que sitúan hasta en un 50%, el descenso de la producción de petróleo según las inversiones que se realicen en los próximos cinco años, ¿es esto –entre otras cosas- una llamada de auxilio que podría justificar posibles nacionalizaciones a posteriori? ¿Quizá rescates encubiertos?
Yo de hecho veo inevitable la intervención estatal para hacer frente a este pico del petróleo tan drástico e inmediato. Entre líneas es una llamada de atención muy fuerte. Y va a ser difícil de explicar, por ejemplo si Biden se ve obligado a nacionalizar una parte del sector de hidrocarburos, ¡imagínate!, esto no va a ser bien entendido por algunos de sus partidarios, pero va a ser probablemente imprescindible para evitar la caída pronosticada y al menos amortiguar el golpe. En el mejor escenario, caídas del 20%, en el peor del 40%-50%. No sé cómo se lo harán. Lo veo complicado.
Ahora se está hablando por fin de renovables, también de biocombustibles e hidrógeno, pero son apuestas que esconden una cara más amarga que la que se suele contar.
Claro, una por sus limitaciones y sus impactos ambientales, la segunda por sus contrapartidas y baja rentabilidad, y la tercera por muchas otras razones técnicas, sobre todo las pérdidas energéticas en el proceso de conversión de entre el 50% y el 80%. Aunque dependiendo de cada contexto, habrá que usarlas todas.