martes, 13 de julio de 2021

¿Por qué el problema “más grave” no abre los telediarios?

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Según el Eurobarómetro, la ciudadanía europea considera que el cambio climático es el desafío más importante al que se enfrenta el mundo. ¿Se actúa como tal?

Ni pandemias ni crisis económicas. El problema más grave al que se enfrenta el planeta es el cambio climático. Así lo cree el 18% de la ciudadanía europea consultada en la última encuesta del Eurobarómetro. El 93% considera el cambio climático como un problema “grave”. Y el 29% lo califica como “muy grave”.

En orden de importancia, a la crisis climática le siguen la “propagación de enfermedades infecciosas” (17%) y “la pobreza, el hambre y la falta de agua potable” (17%).

¿Cuál de los siguientes problemas cree que es el más grave al que se enfrenta el mundo? 

Cambio climático
18
Propagación de enfermedades infecciosas
17
Pobreza, hambre y falta de agua potable
17
La situación económica
14
Deterioro de la democracia y del estado de derecho
7
Deterioro de la naturaleza
7
Incremento de la población mundial
6
Terrorismo internacional
4
Problemas de salud a causa de la contaminación
4
Conflictos armados
4
Proliferación de armas nucleares
2


La percepción de estos problemas varía según el origen de las personas entrevistadas. Se preocupan más por la crisis climática aquellos países que tienen mejor cubiertas sus necesidades básicas de existencia: los países del norte de Europa. Para España, por ejemplo, el problema más grave al que se enfrenta el mundo es “la situación económica”. En cualquier caso, nuestro país no es insensible al cambio climático. Al contrario, se muestra muy cercano a la media europea (16%).

En cualquier caso, la COVID-19 y sus consecuencias parecen haber influido en la apreciación que se tiene desde España del cambio climático. Aun considerándolo un problema “muy grave”, este nivel de preocupación ha bajado algunos puntos desde el anterior (y prepandémico) Eurobarómetro: del 89% en 2019 al 81% en 2021.

Medidas contundentes, según el Eurobarómetro

La población europea no tiene dudas sobre el procedimiento para encarar la crisis climática: las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse al mínimo. Así opina un 90% de las encuestadas.

Además, casi nueve de cada diez europeos (el 87%) consideran importante que Bruselas fije unos objetivos ambiciosos y aumente el uso de la energía procedente de fuentes renovables.

Lo que le piden a las autoridades europeas ya lo están haciendo ellos mismos a título individual: el 64% de los encuestados afirma haber tomado medidas pensando en el clima. A la hora de emprender todas esas pequeñas acciones domésticas (reciclaje, reducir el consumo eléctrico, controlar el gasto de agua, comer menos carne...) España está en el podio europeo. Según la encuesta, en los últimos seis meses, el 76% de los españoles tomó medidas personales para combatir el cambio climático. A nivel europeo sólo tienen mejores datos Portugal (83%) y Alemania (79%).

Pero las iniciativas personales no frenarán el cambio climático. El 63% de los europeos cree que en este asunto deben implicarse los gobiernos nacionales, las empresas y la industria (según el 58%) y la propia Unión Europea (el 57%). El toque de atención no ha pasado desapercibido para Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo responsable del Pacto Verde Europeo: “Las cifras de esta encuesta del Eurobarómetro representan un llamamiento a los políticos y las empresas. Para la Comisión Europea suponen más motivos para ultimar la legislación Preparados para el 55 que presentaremos más adelante, este mes, para asegurarnos de alcanzar nuestros objetivos en materia de clima”.

Ese “55” al que se refiere Timmermans es la reducción del 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 al que se compromete la UE. Un plan a nueve años vista que, sin embargo, podría llegar demasiado tarde y no ser suficiente. Aunque dejáramos de quemar combustibles fósiles de forma inmediata y total (no sólo el 55%), la atmósfera se seguiría calentando durante décadas debido a años y años emitiendo sin descanso. Sólo en los últimos días la ola de calor vivida en Canadá ha dejado más de 500 muertes, fue el junio más cálido en Finlandia desde que se tienen registros y Laponia rompió su propio récord, en el Mediterráneo se suceden las “noches tropicales” (por encima de los 20º C) y se ha confirmado un nuevo récord de temperatura en la Antártida.

Así pues, la ciudadanía europea seguramente no ande desencaminada al considerar el cambio climático como el “problema más grave” del mundo.

El impacto del cambio climático en los Pirineos (@ambientumcom)

Un equipo de la Universidad de Barcelona (UB) ha analizado por primera vez cómo podrían ser en el futuro los periodos secos y cálidos en el área de los Pirineos según diferentes escenarios de emisión de gases de efecto invernadero.



Los resultados, publicados en la revista Natural Hazards and Earth System Sciences, muestran que, en un escenario intermedio, donde se consiguieran limitar esas emisiones que aceleran el cambio climático, no aumentarían las rachas secas de larga duración, pero sí la temperatura durante dichos periodos.

En cambio, si esas emisiones no se redujeran durante todo el siglo XXI, los períodos sin precipitaciones en verano serían de media cinco días más largos y, además, se verían acompañados de un aumento de la temperatura de hasta 6 ºC por encima de las que tenemos actualmente en los Pirineos.

Según los autores, estos resultados supondrían «un aumento potencial de los riesgos ambientales, como incendios forestales, graves pérdidas de rendimiento de cultivos, efectos negativos en la biodiversidad o en los recursos hídricos, etc».

En la investigación han participado Marc Lemus-Cánovas, investigador del Grupo de Climatología de la UB, y Joan Albert López-Bustins, profesor del Departamento de Geografía. Ambos forman parte del Instituto de Investigación del Agua (IdRA) de la UB.

Pirineos

La investigación ha analizado, por un lado, si los días consecutivos sin precipitación han aumentado o aumentarán en el futuro y, por otro, si cuando se produzcan esos períodos secos de larga duración, las temperaturas máximas serán más altas que en la actualidad. Se trata de la primera vez que se estudian estas dos variables de forma conjunta en el área de los Pirineos, combinación que permite evitar una infraestimación del riesgo que suponen estas condiciones climáticas para la zona.

«El estrés hídrico al que está sometida la vegetación por la coincidencia de un periodo largo de sequía y una elevada temperatura es más alto que el obtenido si solo analizamos uno de los dos componentes. La concurrencia de largos periodos secos y temperaturas extremadamente cálidas puede inducir riesgos medioambientales como incendios forestales, pérdidas de rendimiento en los cultivos y, en general, problemas graves para la biodiversidad del área estudiada, que no se detectarían teniendo en cuenta solo una de las variables», explica Marc Lemus-Cánovas.

El estudio ha partido de datos climáticos de las diversas zonas de los Pirineos (Pirineo catalán, Pirineo aragonés, etc.) desde 1981 hasta 2015. Esta información se ha obtenido, en parte, gracias al trabajo realizado desde el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático a través del proyecto CLIMPY, que ha permitido recuperar una gran cantidad de series climáticas.

«Estos datos nos indican que, hasta el día de hoy, el riesgo que conlleva la ocurrencia simultánea de rachas secas de larga duración y de temperaturas máximas extremas se ha visto incrementado por el aumento en una de estas componentes: la temperatura. Eso ha sucedido de forma similar en primavera y en verano, y en todo el Pirineo en general», destaca el investigador.

Temperaturas cada vez más extremas

Con el objetivo de estimar la evolución de estas dos variables durante el resto del siglo XXI, los investigadores han tenido en cuenta dos de las llamadas trayectorias de concentración representativas (RCP), cuatro escenarios futuros de emisión de gases de efecto invernadero establecidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.

«En un escenario intermedio de emisiones (RCP4.5), que asume que a mediados de siglo las emisiones inician un proceso de estabilización y en 2100 ya no hay una tendencia creciente de emisión de gases, el patrón seguirá siendo el que hemos tenido hasta ahora: las temperaturas serán cada vez más extremas cuando se produzcan las rachas secas, pero la duración de esos periodos secos no se verá incrementada», explica el investigador.

Este panorama cambiaría sustancialmente en un escenario de altas emisiones (RCP8.5), en el que el volumen de emisiones continuaría aumentado durante todo el siglo. En esas condiciones, los autores han detectado que durante la primavera tendría lugar un aumento notable de la duración de los periodos secos, sobre todo en la mitad oriental de los Pirineos, y también un incremento fuerte en los extremos térmicos durante las rachas secas.

«En verano, la duración de los periodos sin lluvia se incrementará de forma notable en toda la vertiente norte de los Pirineos (el área más húmeda de este territorio) y las temperaturas extremas también sufrirán un incremento muy fuerte. El área menos expuesta a estos incrementos en los dos componentes, a grandes rasgos, sería el área más occidental y con mayor influencia atlántica», apunta Lemus-Cánovas.

Tendencia al alza de emisión de gases de efecto invernadero

Según los investigadores, estos resultados subrayan la importancia de detener la tendencia al alza de emisión de gases de efecto invernadero.

«Hemos visto que un escenario intermedio no es ideal, porque el aumento térmico es muy notable. Ahora bien, un aumento drástico de la duración de los periodos secos y al mismo tiempo de las temperaturas extremas podría conducir a un escenario catastrófico, debido a las graves implicaciones que tendría en una zona muy frágil, donde el 59% de la superficie está cubierta por bosques», alertan.

En este sentido, Lemus-Cánovas señala que el estudio da «más argumentos a favor de facilitar recursos públicos a los actores que se dedican a la gestión forestal y ecológica de los Pirineos, con el fin de adaptarla al futuro en la medida de lo posible»«Y, sobre todo -concluye-, para promover una política de mitigación del cambio climático que, en definitiva, es la asignatura que tenemos pendiente».

Recientemente, el Grupo de Climatología de la UB ha recibido una resolución favorable por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación a la concesión de un proyecto de investigación titulado «Eventos compuestos secos y cálidos en la España peninsular», que permitirá dotar de recursos al equipo para seguir avanzando en esta línea de investigación durante los próximos tres años.

Fuente: UB, DICYT,

Artículo de referencia: https://www.dicyt.com/noticias/analizan-el-impacto-del-cambio-climatico-en-los-periodos-secos-y-calidos-de-los-pirineos,