Finalmente logro enviarles este correo; no ha sido fácil encontrar acceso a Internet en la Cumbre de los Pueblos en Bolivia.
Les estoy escribiendo desde Cochabamba donde fue la "Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra". El año pasado, cuando, en plena decepción, la conferencia de Copenhague se estaba acabando, casi la única buena noticia vino por parte de Bolivia con planes para una "cumbre alternativa sobre el clima" en este mismo país.
Cuatro meses después, aquí estamos, junto con Marcelo y Paula como parte del equipo de 350.org y miles de activistas de todo el mundo. Las historias que hemos escuchado y que seguimos escuchando de los bolivianos, tan vulnerables al cambio climático, son increíbles. En ellas se plasma la indignación en sus voces y la esperanza en su mirada.
La cumbre en Bolivia fue muy diferente a la de Copenhague, en la que 350.org y cientos de otras organizaciones civiles fueron botadas y excluidas de la conferencia y sólo unos 5 países crearon el documento final. La cumbre en Bolivia, por el contrario, fue diseñada para ser totalmente abierta. La sociedad civil y los gobiernos más que apoyan la causa trabajaron activamente en conjunto por soluciones reales y planes concretos para la acción. La cumbre es un ejemplo para el mundo de cómo crear un proceso democrático a nivel internacional y que no es necesario ni posible excluir a los países y pueblos más vulnerables al cambio climático para llegar a un acuerdo.
Un gran porcentaje de la población boliviana depende en gran parte de los glaciares como fuente de obtención de agua-glaciares que están amenazados por el clima en constante cambio y que se prevee que desaparezcan de aquí a 6 años. Para los bolivianos, se trata de una cuestión de supervivencia a largo plazo y, de hecho, se podía sentir la entrega en la calle. Cochabamba, una ciudad conocida en todo el mundo por sus fuertes movimientos sociales, explotó la semana pasada con activistas frente el cambio climático; parecía como si todas y cada una de las paredes y las calles estuvieran empapeladas con pancartas y carteles anunciando la cumbre y sus eventos paralelos.
En Tiquipaya, parecía como si las 20.000 personas que llegaron a ese pueblito rodeado por montañas que hace algunos años todavía tenía nieve representaran todas y cada una de las secciones del movimiento frente el cambio climático. Desde todas partes del mundo llegaron líderes indígenas con sus vestidos tradicionales y sus historias son desgarradoras: historias sobre cómo las fuentes de agua se han secado, las impredecibles estaciones que afectan a sus cultivos, hasta sus modos de vida se están viendo amenazados.
Sin embargo, la cumbre, más que un simple debate, trataba de cómo actuar ahora y actuar en conjunto. Para seguir adelante después de Bolivia, 350 está coordinando "reuniones climáticas" que servirán para planificar la acción de este año. Puedes visitar a este enlace para ver si ya hay una reunión planificada cerca de donde vives (ya hay muchas registradas, desde Bolivia a Bangladesh), o registra tu propia reunión: www.350.org/es/meetup
Aquí en Bolivia, representantes locales y de los alrededores del continente y del ambiente de 350 participaron activamente en las discusiones, escuchando para ver que acciones saldrían de la cumbre y para discutir planes sobre cómo ponerse manos a la obra el 10/10/10, el día internacional de soluciones locales frente al cambio climático. Mira este video del coordinador nacional en Bolivia para 350, Stanislaw Czaplicki, hablando sobre su experiencia en la cumbre:
Únete hoy mismo y conecta tu comunidad a este movimiento mundial: www.350.org/es/meetup
Seguimos adelante,