La deforestación y la degradación de los bosques, a través de la expansión agrícola, la conversión a pastizales, el desarrollo de infraestructura, incendios, la tala destructiva, etc. representan casi el 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, más que el sector de transporte mundial y sólo el segundo tras el sector energético. Ahora está claro que con el fin de limitar los impactos del cambio climático dentro de los límites que la sociedad será capaz de tolerar, la temperatura media global se debe estabilizar por debajo de un aumento en dos grados centígrados. Esto será prácticamente imposible de lograr sin la reducción de las emisiones del sector forestal, además de otras medidas de mitigación.
La Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) es un esfuerzo para crear un valor financiero para el carbono almacenado en los bosques, que ofrece incentivos para los países en desarrollo para reducir las emisiones de las tierras boscosas y para invertir en vías hacia el desarrollo sostenible de baja emisión de carbono. "REDD +" va más allá de la deforestación y la degradación forestal, e incluye la función de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y aumento de las reservas forestales de carbono.
Se prevé que los flujos financieros para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de REDD + podrían llegar a EE.UU. 30.000 millones de dólares al año (ver "Acuerdo de Copenhague"). Este importante flujo de fondos norte-sur podría recompensar a una reducción significativa de las emisiones de carbono y también podría apoyar nuevo desarrollo favorable a los países empobrecidos, ayudar a conservar la biodiversidad y garantizar los servicios vitales de los ecosistemas.
Además, el mantenimiento de los ecosistemas forestales pueden contribuir a aumentar la resiliencia al cambio climático. Para alcanzar estos múltiples beneficios, REDD + requerirá la plena participación y el respeto de los derechos de los Pueblos Indígenas y otras comunidades dependientes del bosque.
Para "cerrar el trato" en materia de cambio climático, las actividades de REDD + en los países en desarrollo deben complementar, no sustituir a, fuertes reducciones de las emisiones de los países desarrollados. La decisión de incluir REDD + en un régimen post-Kyoto no debe poner en peligro el compromiso de los países del Anexo I a reducir sus propias emisiones. Ambos serán fundamentales para abordar con éxito el cambio climático.