El acuerdo de Kyoto cumple 12 años con la vista puesta en Copenhague
La UE pide un consenso global más ambicioso
MIGUEL A. ORTEGA
Bruselas (16/02/09).- Hoy se cumplen doce años exactos de la firma del Protocolo de Kyoto, el acuerdo alcanzado por los países desarrollados para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, entre 2008 y 2012, en un 5,2% respecto a los niveles de 1990.
Desde aquel 16 de febrero de 1997, la preocupación sobre el cambio climático no ha hecho más que acrecentarse, cobrando cada vez mayor protagonismo en la agenda internacional.
Stavros Dimas, comisario europeo de Medio Ambiente, ha llamad hoy nuevamente al consenso global para conseguir un acuerdo mucho más ambicioso en la próxima cumbre de Copenhague 2009, en el mes de diciembre.
Según Dimas, "la EU está decidida a conseguir los objetivos de Kyoto, pero la velocidad del cambio climático hace necesario un mayor acuerdo global".
Europa está decidida a reducir las emisiones contaminantes hasta un 30% por debajo de los niveles de 1990 de aquí a 2020 "si otros países desarrollados se comprometen a llevar a cabo el mismo el objetivo y los países en vías de desarrollo contribuyen en la medida de sus posibilidades. Es la hora de que nuestros aliados internacionales nos sigan, de forma que las negociaciones se pongan rápidamente en marcha", ha añadido el comisario.
El acuerdo de Kyoto contiene objetivos legalmente vinculantes para que los países industrializados reduzcan las emisiones de los seis gases de efecto invernadero generados por el hombre, entre ellos el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Desde su firma, sin embargo, no han sido pocos los varapalos sufridos por el proyecto, que sólo pudo entrar en vigor en noviembre de 2005 tras el apoyo de Rusia (el documento señalaba que sólo podría ponerse en marcha cuando lo respaldasen al menos 55 países responsables del 55% de las emisiones).
El más serio revés, quizás, lo supuso la retirada de EEUU bajo la Administración de George W. Bush, quien alegó que suponía un perjuicio a la economía estadounidense por excluir de las restricciones a algunos de los mayores emisores de gases en vías de desarrollo (China e India, concretamente). Es por ello
crucial, según la UE, conseguir un compromiso por parte del nuevo presidente norteamericano, Barack Obama, en la próxima cumbre de Copenhague.
Las metas de Copenhague 2009
Bruselas ya ha avanzado algunos de sus objetivos para esta próxima cita sobre el cambio climático. La UE considera muy deseable un nuevo acuerdo global que fije una reducción del 50% de las emisiones en 2050 con respecto a las de 1990. Una responsabilidad de los países desarrollados, pero también, como ha matizado Dimas, del Tercer Mundo.
Bruselas sugiere la instauración de una base adecuada para que los países puedan aportar soluciones a la vez que innovan y potencian su crecimiento económico.
El plan comunitario se centra principalmente en tres cuestiones: los objetivos medioambientales y las acciones precisas para desarrollarlos, la construcción de un mercado de carbono efectivo y la financiación del desarrollo de tecnologías limpias. También contempla la inclusión de sectores como la aviación y el transporte marítimo en la reducción de emisiones.
La ONG Greenpeace, por su parte, ha recibido con optimismo estas intenciones, pero ha lamentado que la Comisión Europea no haga mención a cifras específicas de ayuda financiera. La organización ecologista pide que los países
ricos destinen al menos 110.000 millones de euros anuales a estos objetivos. "La Comisión ha presentado un programa decente, pero ha dado una nueva muestra de su incapacidad para traducir en dinero lo que expone en palabras", ha señalado Aida Vila, responsable de campana de Cambio climático y Energía de Greenpeace España.
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